Perfiles

miércoles, 29 de febrero de 2012

El instante decisivo



“¿Cómo negar el tema?” se preguntaba Henri Cartier Bresson. En su texto titulado “el instante decisivo” el fotógrafo aborda multitud de temas. En primera instancia nos deja entreveer un poco su vida con la fotografía desde que tuvo su primera cámara, una Brownie. Y es que su vida da para muchas novelas; aunque en sus primeros días para él su cámara no era más que un instrumento de diversión, pronto descubrió gracias al cine que la vista que el objetivo le ofrecía también le servía para plasmar el mundo tal y como lo enfocaba, con su cámara. El punto de inflexión en su vida lo produjo el conocer a otros fotógrafos, los cuales le enseñaron técnica y le descubrieron la arrolladora pasión que sentía por este arte a pesar de que él siempre se había sentido “llamado” a la pintura.

Pasión que aumentó a niveles que ni él hubiese podido suponer cuando conoció lo más importante de su vida: la cámara Leica. “Se convirtió en la prolongación de mi ojo y ya no me abandonó jamás”. En 1947 funda la cooperativa Magnum, sin saber la repercusión que tendría en la historia de la fotografía.

De sus enseñanzas se pueden extraer muchos consejos, pero sin duda el que más se impone es el de trabajar duro. Analizar y profundizar un tema antes de retratarlo, buscar el lugar perfecto y simplemente…esperar. Esperar y esperar, no sólo a lo que llamase a su ojo, si no a lo que llamase a su corazón. Apuntar y disparar, una y otra y otra vez en espera de lo que él llamaba “el momento decisivo”. Y sin duda, ese es el gran secreto de su trabajo. Una de sus fotografías más famosas, tomadas en 1932 es el perfecto ejemplo. Él dijo sobre esta foto: “Había una valla de madera alrededor de algunas reparaciones detrás de la estación de tren Gare Saint-Lazare. Justo yo estaba mirando por un hueco en la valla con mi cámara de fotos en el momento en que un hombre saltó”. Y él no lo pensó dos veces y capturó la imagen, haciendo a ese hombre inmortal.

En su texto se vislumbra la diferencia entre artista y fotógrafo. No le otorga gran importancia a la técnica, y menos aún a la composición. "Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje" como él decía. “Se compone casi al mismo tiempo en que se aprieta el disparador” añade en el texto. Pues para él la fotografía es “el reconocimiento en la realidad de un ritmo de superficies, líneas o valores”. Dice en todo momento que lo mejor es evitar la pretensión de crear “arte”. ¿Y no es así como nace el aútentico arte? ¿Cuando alguien no se dispone a hacerlo? Él sin duda alguna lo logró.

Henri Cartier-Bresson



Henri Cartier-Bresson, nacido en Chanteloup el 22 de agosto de 1908, fue un célebre fotógrafo francés considerado por muchos como padre del fotorreportaje moderno.  Perteneciente a una familia burguesa, y amante del arte, recibió su educación en el Lycée Condorcet de París.
                                                                                                         
Siempre predicó con la idea de “images à la sauvette”, lo que significaría “imágenes a hurtadillas”, que no consistía en otra cosa que de poner la cabeza, el ojo y el corazón en el instante en el que se desarrolla la acción. 

En 1933, compró su primera Leica, dejando a un lado su Krauss de segunda mano. Ya en poder de su nueva cámara comenzó a realizar fotografía predicando con su idea de “images à la sauvette”, consiguiendo así algunas de las más grandes y curiosas imágenes del siglo veinte como, por ejemplo, “Gare Saint-Lazare", en 1932. Ese mismo año, la prestigiosa revista Vu publicó un reportaje suyo.

Años más tarde, ya en 1947, fundó junto a Robert Capa, David Seymur, George Rodger y Bill Vandivert, la agencia Magnum Photos. Por primera vez, eran los fotógrafos los que tenían los derechos, ya que hasta entonces era la empresa para la que trabajaban la que les compraba las fotografías y las podía utiliazar siempre que quisiera sin tener que pagarle más a los fotógrafos.

Tras retirarse del mundo de la fotografía en 1970, comenzó a dedicarse al dibujo. Finalmente, en el año 2004, Henri Cartier-Bresson, falleció en la localidad, del suroeste francés, de Montjustin.
  

Gare Saint Lazare, Francia (1932)


 París, Francia (1961)

Tokyo, Japón (1965)

Nueva Jersey, EEUU (1975)

 Londres, Inglatera (1937)

 Marsella, Francia (1932)
 La Toscana, Siena (1933)
 Shangai, China (1949)
 Francia (1938)
 Massachuset, EEUU (1947)
Nueva York, EEUU (1947)